Las acciones de mayor impacto que todos podemos llevar a cabo se resumen en reducir nuestros consumos y desechos, y elegir productos de forma responsable.
El día de hoy tocaré una de las muchas áreas donde podemos empezar a reducir tanto nuestro consumo como los desechos que generamos de forma fácil. En posteriores entradas exploraré opciones más diversas que pueden implementar más adelante.
Productos desechables
Los productos desechables nos sirven por un tiempo muy corto (desde unos segundos hasta un máximo de sólo unos días), pero aunque pueden ser prácticos muchos de ellos permanecen en el medio ambiente durante décadas o hasta siglos y sus beneficios son muy inferiores al costo ambiental. Así mismo, su fabricación consume gran cantidad de recursos y energía, y genera desechos contaminantes. Es por esto que es de suma importancia preguntarnos detenidamente “¿realmente necesito esto?”. La mayoría de las veces o no necesitamos realmente el artículo o podemos resolver la necesidad en cuestión con algo reusable. Estos son 3 ejemplos de los artículos que más fácilmente podemos eliminar:
Popotes de plástico (pitillos o pajillas en otros países). Los usamos por costumbre, pero ¿qué nos impide beber directamente del vaso? Hay quien argumenta que es por higiene, pero si estamos en un establecimiento con higiene cuestionable, tampoco deberíamos confiar en la limpieza de los platos, cubiertos y los alimentos mismos, entonces ¿por qué comer ahí? Además si el vaso está sucio, el líquido de todas formas entra en contacto con él, así que el popote, por donde lo veamos, está de sobra. Son muchos los establecimientos que junto con la bebida nos dan un popote y nosotros en automático los sacamos de su envoltura – otro desecho más – y lo introducimos al vaso. Hagamos la costumbre de rechazar el popote en los restaurantes y otros establecimientos, excepto en casos excepcionales. Con un simple “Sin popote, por favor” o “no, gracias” podemos evitar eventos como lo que le sucedió a esta tortuga (advertencia para público sensible: este video puede ser difícil de ver). En los casos en que los popotes sean realmente necesarios (niños pequeños que están aprendiendo a beber de un vaso, en hospitales, etc.) existen otras opciones como los popotes de papel o popotes reusables de metal o vidrio.
Bolsas de plástico que nos dan en las tiendas y supermercados. A pesar de que la Ciudad de México cuenta con legislación que buscaba reducir su uso, los que aquí vivimos sabemos que los comerciantes han encontrado maneras de “darle la vuelta” a ese requerimiento. Y las bolsas “biodegradables” tampoco son inocuas. Así que está en nosotros convertir en hábito el llevar nuestras bolsas reusables al ir de compras. Esto incluye las bolsas para la fruta y verdura, yo en lo personal desde hace varios años uso las bolsas reusables de Bag-ggies, una compañía mexicana. Sirven para muchas cosas, no sólo para la fruta, son lavables y duran muchísimo tiempo. Yo las uso hasta para guardar juguetes que tienen muchas piezas.
Servilletas desechables. Les recomiendo hacerse de una buena cantidad de servilletas de tela, ya sea que las compren o las hagan ustedes mismos, para siempre tener suficientes para el uso diario. De la misma forma se pueden sustituir las servitoallas en la cocina. En lo particular me gustan mucho los trapos de microfibra, que aunque están hechos de productos derivados del petróleo, por su durabilidad, eficacia y rápido secado, pueden compensar ese hecho. Hay que mencionar que para que este esfuerzo sea realmente efectivo lo mejor es lavar las servilletas y trapos usando sólo el agua necesaria, detergente biodegradable y de preferencia secarlos colgados en lugar de en la secadora de ropa.
Existen muchos más productos desechables que podemos empezar a reducir o hasta eliminar de nuestras vidas. Siempre que estemos ante la opción de usar un producto desechable, pregúntense ¿realmente lo necesito? ¿No hay otra opción para resolver esa necesidad?