Es una filosofía de vida en contraposición al estilo de vida de la sociedad actual, en la que se busca la rapidez en todo y conseguir las cosas lo más rápido posible. Incluso buscamos fórmulas para cavar rápido con nuestro tiempo de ocio, como ver la tele. Y esto no debería ser así.
Tenemos que aprender a desafiar la velocidad de la sociedad actual y hacer cosas placenteras y que duren en el tiempo. Aprender a disfrutar del momento.
En el movimiento slow, lo importante no es lo urgente. La productividad debe ir siempre acompañada de una calidad de vida aceptable, por eso necesitamos descansos reales en nuestras vidas.
Pues bien, cada vez más se implanta en las empresas este nuevo moviento slow, un movimiento respetuoso con el medio ambiente, que antepone la calidad y la personas por encima de todo y que pretende un comercio justo y una elaboración respetuosa.
Yo diría que la filosofía slow, es en sí, calidad de vida, y todo esto da como resultado productos slow que nada tienen que ver con productos de consumo rápido hechos en serie y a batalla. Obtenemos productos más durables, atemporales, más artesanales y que respetan el medioambiente y los derechos del trabajador.
Mi empresa de arte Lola Kabuki es una #slowstartup que practica el movimiento "slow" desde que nació, en abril de 2014.
Amamos el diseño y cada trabajo por pequeño que sea, lleva una parte inmensa de nosotros. Nos gusta lo que hacemos, disfrutamos con ello y se nota.
Recuerda: Ir despacito no significa que estés parado sin moverte, significa que disfrutas más del viaje.
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