Se está desarrollando otra alternativa a los envases de plástico fabricada a partir de residuos alimentarios. Esta vez, el material está compuesto por cáscara de cebolla, un residuo que se desecha en abundancia tanto en los hogares como en los restaurantes.
Bautizado con el nombre de Huid, la fabricación del nuevo material se basó en técnicas de gastronomía molecular y, además de residuos de cáscara de cebolla, se usó un adhesivo natural a base de caseína.
El resultado es un material resistente e impermeable. La cáscara de cebolla contiene compuestos antibacterianos y antioxidantes, hasta el punto de que a menudo se recomienda su infusión por sus propiedades fitoterapéuticas. En el caso de la función antioxidante, el beneficio es ralentizar el proceso de oxigenación que hace que los alimentos se estropeen, lo que hace que el producto final de diseño sea especialmente útil para el envasado de alimentos, alargando la vida útil de productos perecederos como frutas y verduras.
Cáscara de cebolla
Entre tantos materiales orgánicos ya probados, la elección de Renuka se basa en algunos hechos: únicamente en el Reino Unido se generan anualmente 66.000 toneladas de residuos de cebolla; la eliminación de estos residuos tiene un coste elevado (en el Reino Unido equivale a 23 millones de libras al año) y actualmente no existe ninguna aplicación comercial para las cáscaras de cebolla. Por último, las cebollas se cultivan y consumen en cocinas de todo el mundo, por lo que la solución circular podría adoptarse idealmente a escala mundial.El primer producto que espera lanzar es una caja para guardar setas o uvas.
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