Hoy les voy a contar de una iniciativa nacida de la Universidad de Lancaster, en Inglaterra, que investigará cómo las plaquitas extraídas de fibras de raíces de algunos vegetales pueden hacer a las mezclas de hormigón más robustas y más amigables con el medio ambiente.
Nombrado como “B-SMART”, el proyecto será financiado por la Unión Europea. Hasta ahora, las pruebas iniciales mostraron que la adición de nanopartículas de la remolacha o zanahoria aumenta mucho las propiedades mecánicas del hormigón.
Según el investigador jefe, el profesor Mohamed Saafi, de la Universidad de Lancaster, el nuevo compuesto obtenido no sólo es superior al tradicional “en términos de propiedades mecánicas y de microestructura, sino que también utiliza cantidades menores de cemento”. Es decir, el producto puede ayudar a reducir sustancialmente “tanto el consumo de energía y las emisiones de CO2 asociadas a la fabricación de cemento”, afirma.
Impacto ambiental.
Actualmente, por cada tonelada de cemento producido, se emiten unos 900 kg de CO2, afirman los investigadores. El proceso de producción de cemento intensivo en carbono es responsable del 8% del total de emisiones de CO2 en todo el mundo.
Cómo hacen las raíces un mejor concreto.
El concreto estándar se realiza con agua, agregado (grava, roca o arena) y cemento. El cemento es el agente cohesivo que endurece y refuerza el concreto. Pero cuando las raíces se agregan a la mezcla de hormigón estándar, la cantidad de hidrato de silicato de calcio (el producto responsable de hacer el hormigón más fuerte) aumenta.
Los investigadores descubrieron que agregar las partículas vegetales hizo el hormigón mucho más fuerte. De esta forma, una mezcla más intensa de raíces vegetales significa que menos concreto necesita ser usado en edificios, resultando en beneficios significativos.
Los cementos con vegetales consiguieron incluso un mejor desempeño que otros aditivos de cemento disponibles en el mercado, como el grafeno o los nanotubos de carbono.
Además, también han demostrado ser mucho más baratos de producir.
Más info sobre esto en: University of Lancaster.
¿Gastar comida en fabricar concreto?
Una de las ideas de investigar sobre el uso de los biomateriales es en el futuro poder hacer un mejor uso de la cantidad de alimentos que se pierden diariamente.
Es obvio que lo mejor sería tener cadenas de distribución y una organización que asegurase un desperdicio cero o mínimo de alimento y no la tercera parte de todo lo que producimos cómo es actualmente.
Pero mientras no llegamos allí, los profesionales buscan las mejores soluciones de aprovechamiento. El resultado hasta ahora ha sido un hormigón más duradero, con menos emisiones de dióxido de carbono y sin desperdicios.