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Mi vida es una montaña rusa de emociones y por eso digo que regreso a escribir y luego no lo hago…
Te advierto querido lector que esta publicación es personal, con lo cual sino quieres saber nada de mi vida y lo que te interesa es solo la sostenibilidad, te voy a decepcionar. La verdad es que las razones por las que he decidido volver a escribir como decía en mi publicación anterior es porque quiero compartir mis subidas y bajadas en este camino hacia la sostenibilidad. Mis errores, aciertos, alegrías y tristezas del estado del mundo y mi responsabilidad en todo este rollo.
Emociones con respecto a la sosteniblidad
No se si a ti te pasa, pero yo es que me la paso cuestionando cada una de las cosas que aprendo y cada comportamiento que adquiero para hacer de este un mundo mejor. Entonces a veces adquiero un comportamiento y me pongo a pensar en el impacto que tiene ese nuevo y supuestamente “mejor” hábito sobre el mundo entero. Y déjame decirte que es un poco estresante y me genera ansiedad el andar pensando así. Leyendo un artículo sobre las razones por las cuales las personas actuán en pro del ambiente, encontré que aparentemente algunas personas que se preocupan por el medio ambiente tienden a sobre-preocuparse por todas las cosas en su vida (si te interesa el artículo y entiendes inglés léelo aquí). Me sentí muy identificada con eso.
Muchas veces me como mis emociones
Si estoy triste parece que me vuelvo completamente egoísta con el medio ambiente y el mundo entero. Me como cualquier chocolate, dulce o fritura que se me atraviese. Se me olvida si viene en un empaque de plástico, si es local ó de temporada. Y también me pasa que si estoy sumamente agotada me permito un margen de error más amplio de lo normal. El que me conoce sabe que la comida para mí es una de las cosas más importantes, y aunque mi alimentación ha cambiado para mejor en los últimos años (menos procesados, más plantas, menos productos animales), mis emociones arrebatan cualquier pensamiento sensato.
Dicen que la preparación es la clave del éxito
Esto es cierto, sobre todo con la sostenibilidad. Porque básicamente yo creo que la razón por la que nuestro estilo de vida en este mundo se ha vuelto insostenible es por la falta de tiempo. Elegimos las cosas por conveniencia. Y bueno, no se tú, pero por mucho por lo que yo me prepare, no sé cómo meter mis emociones en esa planificación.
Evitar que mis emociones saboteen mi compromiso con el medio ambiente
Entonces ¿Cómo hacemos si queremos cuidar el medio ambiente pero andamos con una inestabilidad emocional? Bueno, yo creo que ahí es cuando viene eso de que uno tiene que ayudarse a uno mismo antes de andar ayudando a todos los demás. Hay que buscar tiempo para hacer ejercicio, pasar tiempo con amistades, dibujar, meditar o lo que sea que haga que uno se sienta mejor. Sin esa estabilidad emocional en definitiva esto de tratar de tener una vida sostenible no tiene ningún sentido. Se convierte en otro factor que nos genera ansiedad, estrés y muchas veces depresión porque no estamos cumpliendo con nuestra responsabilidad de ambientalistas.
Mi recomendación
Buscar el equilibrio. Estamos en un momento de la humanidad donde o cambiamos nuestro estilo de vida, o nos preparamos para los problemas ambientales que se nos vienen encima. Entonces es super importante que adoptemos hábitos sostenibles. Sin embargo, tenemos que cuidar de nuestra salud mental porque sino terminamos “preocupándonos” y no ocupándonos, lo cual hace que caigamos en comportamientos insostenibles. Hay varias cosas que yo hago para cuidar de mi salud mental: yoga, dibujar, compartir con mis seres queridos y salir a espacios naturales a conectar con la naturaleza,
¿Y tú qué haces para mantener ese equilibrio?
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