Hace un par de semanas, entré con una amiga que se considera amante de los animales en una tienda de ropa que, obviamente, también vendía cosméticos. Mi amiga estaba a punto de comprar un pintalabios, cuando me fijé en la marca y le advertí que testaban en animales. Su cara mostró primero horror, y después confusión. No lo entiendo. ¿Por qué alguien querría pintarle los labios a un conejo?.
Está claro que, al igual que en los colegios no nos enseñan quién era realmente Cristobal Colón (¿descubridor? más bien invasor), o de dónde viene la leche (sin duda no de una vaca que explotará si no la ordeñas), no tenemos ni idea de cómo funciona el mundo.
Después de tropezarme hace ya unos meses con el término cruelty-free, que viene a ser intentar hacer decisiones más responsables y compasionadas, he descubierto que, cuanto más investigo sobre ello, más soy consciente del mar de ignorancia en el que nadamos. Empezando, por ejemplo, por la experimentación en animales.
Los ingredientes en los cosméticos o en los productos de limpieza, o los propios productos finales, suelen estar testados en animales para determinar su nivel de toxicidad. Esto suele implicar pruebas incómodas, dañinas, irritantes, e incluso mortales para los animales.
Pero vamos a ser claros. Antes de vender maquillaje, una compañía no va maquillar a un perrito, algo que ya de por sí le supondría incómodo e irritante. Lo que va a hacer es afeitarle la fiel a la raza más sensible que tenga, y aplicarle a la fuerza el maquillaje para ver la reacción.
Para las sombras de ojos, o las máscaras de pestañas, usarán conejos y les introducirán el producto en los ojos hasta la ceguera total, igual que con las soluciones para lentes de contacto. Para testar una espuma de afeitar, ésta se meterá a presión en el estómago de algún pobre animal, y para la laca de cabello que anuncia la actriz del momento, se le hará inhalar la sustancia hasta caer en coma. ¿Los champús? Se le obligarán a ingerirlo. ¿Los dentríficos? Más de lo mismo. ¿Y qué pasa con los bronceadores? Mejor ya ni lo digo.
Es duro leer esto. Pero más duro es saber que ocurre todos los días y que nadie dice nada.
La belleza tiene un precio, sin duda, y es evidente que éste no afecta solamente a nuestro bolsillo. No es un secreto que muchas marcas conocidas de maquillaje tienen sangre en las manos a causa de la experimentación en animales. Algunos ejemplos son Maybelline, Gilette, Neutrogena, Tressemme, L’Oreal, MAC, Colgate, Clearasil, YSL, o Estee Lauder.
Es algo abrumador. No solo por la cantidad de marcas involucradas, sino también porque cuando necesitamos comprar un producto, parece que el 99% de las marcas disponibles, asequibles, y accesibles en las tiendas experimentan con animales.
Afortunadamente, ésta es solo una primera impresión. Como ya he mencionado, existe la posibilidad CRUELTY-FREE, que en cosméticos significa que ningún producto, y ninguno de sus ingredientes, han sido testados en animales.
Comprando productos cruelty-free, te aseguras de que ningún animal ha sufrido por ellos, y que tu dinero no está financiando la experimentación en animales en ningún lugar del mundo.
Organizaciones como PETA o la compañía LUSH llevan años luchando en contra de la experimentación en animales, buscando y promoviendo alternativas que no supongan ninguna clase de tortura. Alternativas que, cabe mencionar, suelen conllevar mejores resultados para las personas –ingredientes naturales, productos orgánicos, cosméticos suaves y aptos para alérgicos…
De hecho, es posible –y cada vez más frecuente- el encontrar listas de las marcas que son o no son cruelty-free, una gran ayuda a la hora de ser consumidores más responsables. PETA actualiza su Cruelty Free List todos los años, y tiene un fantástico buscador que te dice directamente si una marca o producto ha sido testado en animales o no.
Es importante mencionar, no obstante, que no todas las listas son fiables. Como mencioné en un artículo anterior, algunas personas creen que una marca es completamente cruelty-free si no testa en animales, aunque haya sido comprada por una empresa mayor que sí lo hace (como es el caso de The Body Shop, comprada por L’Oreal), mientras que hay personas que opinan lo contrario. Depende, pues, de los criterios del autor de la lista –algo que deberías comprobar antes de guiarte por lo que dice.
Infórmate bien sobre algo antes de tomar una decisión al respecto. Antes de formar una opinión al respecto. Sigue tu instinto, pero sobretodo, sigue a tu corazón.