Mitos sobre los alimentos
En los últimos tiempos, el mundo de la nutrición se ha visto colapsado con mucha información sobre ¿qué estilo de dieta llevar?, ¿qué alimentos eliminar?, ¿Cuáles son los alimentos que adelgazan?, ¿Qué dieta ayuda a incrementar la masa muscular?, entre otras interrogantes. Las respuestas generan una cantidad de información, que conlleva al desarrollo de mitos o creencias sobre cómo debe ser la alimentación. Esto ocasiona, que se deje a un lado la calidad y sustentabilidad alimentaria.
Algunos de los mitos que se crean sobre la nutrición, tienden a generar confusión y estados de ansiedad. Esto trae como consecuencia que las personas, sin darse cuenta, se alejen de una alimentación nutritiva de calidad sustentable.
Es por esto que os traigo la realidad de cuatro mitos, que con frecuencia perjudican la selección de una dieta o régimen alimentario. La misma, debe proveer todos los nutrientes esenciales para el organismo y ser eco- sustentables.
“Cuando consumo carbohidratos engordo”
Este es uno de los mitos que ha generado más controversia a través del tiempo. Los carbohidratos son macronutrientes, cuya función principal es proveer energía al cerebro y músculos. Su consumo resulta importante en la dieta, salvo aquellos casos en los que existe una condición médica nutricional, que implique el control de su ingesta, más no su eliminación.
El consumo de carbohidratos complejos y ecológicos (patatas, boniato, avena, plátano, leguminosas), en las raciones adecuadas para cada persona, no generarán un incremento del peso corporal. Los únicos factores que provocan el aumento del peso y/o tejido graso, son:
Sedentarismo Comida procesada
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Consumir más cantidad de calorías o energía de la que el cuerpo necesita
La realidad es que os recomiendo seleccionar fuentes de carbohidratos de calidad y con densidad nutricional que nos provee la madre naturaleza. No sigáis la teoría de que los mismos “engordan”, es falso.
En algunos casos, la creencia de este mito inclina a las personas que desean bajar de peso, e incluso a las que no, a seleccionar productos y dietas “low carb”, o bajos en carbohidratos. Estos son alimentos procesados, y en muchas ocasiones con edulcorantes, que además de no ser sustentables, pueden generar daños en nuestra flexibilidad metabólica, siendo ésta la capacidad de aprovechar los nutrientes adecuadamente.
Alfonso, Charmaine en su estudio sobre las dietas “low carb”, en 2017, señala “Las “low carb diet” van unidas con dietas altas en grasas y proteínas, las cuales sobrecargan la función de los riñones, aumentan el riesgo de enfermedades cardiovasculares por el aumento en consumo del colesterol y grasa saturada, aumentan el riesgo de desarrollar cáncer por la disminución en el consumo de frutas, vegetales y cereales de grano íntegro…”
“Comer alimentos light es más sano”
Para la elaboración de los denominados alimentos light, los fabricantes remueven o reducen el contenido de grasa, azúcar, y algunos otros componentes nativos del alimento, a partir del cual crean sus productos. Ejemplo de ello es el chocolate o mermeladas, para que no se modifiquen sus características organolépticas (olor, sabor, textura y color), añadiendo en sustitución a dichos componentes, aditivos, edulcorantes, espesantes etc., para compensar la falta de sabor y/o consistencia.
Estos aditivos resultan ser nocivos, además de no aportar propiedades nutricionales. Por tal motivo, los alimentos “light” no son más sanos que la versión original de un alimento, y el hecho de que contengan menos calorías no implica que se puedan consumir en grandes cantidades.
Pérez, Patricia en su libro “Yo sí que cocino” de 2015, afirma “Las toxinas y los desechos se acumulan en nuestro cuerpo por muchos motivos. Por ejemplo, comer demasiados alimentos light […] o cero por ciento grasas. Estos alimentos suelen llevar espesantes, estabilizadores o emulsionantes. En muchos de estos alimentos hay grasas, sales o azúcares ocultos […] que si los consumimos en exceso nos perjudican. Por ejemplo, el azúcar puede llamarse azúcar pero, también, sacarosa, jarabe de glucosa, maltodrextrina”.
“Todas las grasas son perjudiciales para el corazón”
Durante mucho tiempo se le ha dado mala publicidad al consumo de grasas, afirmando que su ingesta es nociva para la salud. Sin embargo, esto va a depender de qué alimentos y fuentes de grasa se decidan consumir. No todas las grasas son iguales, existen grasas saturadas e insaturadas (poli y mono insaturadas).
La recomendación es no eliminar las grasas. Al igual que los carbohidratos, hay que saber cuáles consumir, procurando seleccionar alimentos sustentables, que aporten grasa de forma natural, es decir, sin someterlos a ningún tipo de procesado. Tales como, el aceite de oliva, canola, aguacate, frutos secos, nueces y semilla. Estas grasas, no solo permitirán conservar la correcta función cardiaca, sino también la función nerviosa y hormonal.
“Tomar fruta por la noche causa indigestión y engorda”
Este mito se basa en la teoría de que consumir fruta después de la comida puede causar indigestión, y que tomarla en horas de la noche engorda, dado a que aumenta su contenido de azúcar.
Las frutas resultan ser alimentos primordiales en una alimentación ecológica y sustentable. Todas son ricas en una variedad de micronutrientes esenciales, fibra y agua, estas no van a generar alteraciones digestivas, ni antes ni después de tomar una comida principal. Las frutas ayudan al intestino a llevar a cabo procesos de digestión y absorción.
Sin embargo, existen personas que por una condición patológica de base, no se les recomienda ciertas frutas, pero no porque el alimento cause indigestión, sino porque el organismo presenta alguna alteración en el correcto mecanismo digestivo.
En cuanto a la fruta, el contenido de azúcar que naturalmente contiene está perfectamente equilibrado con su contenido de fibra. La razón por la cual consumir fruta en las raciones adecuadas, es que no propiciará ningún aumento de peso corporal.
No es necesario seguir un prototipo de dieta o fórmula general para alimentarse. Sólo existe el conocimiento de que alimentos seleccionar, en función de establecer un balance en nuestro organismo y en el medio ambiente.
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Luisa Flores l Redactor especialista