Eso es mucho trabajo. Tal ver por eso al principio los maridos no estaban demasiado interesados en el proyecto, porque las mujeres deberían abandonar los hogares para ir a hacer los cursos. Pensaban que esto las agotaría porque después de los trabajos del campo, debían hacer las tareas domésticas y luego ir a clase. "Pero con una sensibilización de proximidad, hoy todos aprecian que sus mujeres aprendan", añade Titi..
En Dema los cursos de alfabetización se llevan a cabo de 19 a 21 horas. Pero hay días en que se quedan sin luz. " Exceptuando este hecho, nada impide el desarrollo de los cursos porque la comunidad a través de su jefe vela por la buena marcha del proyecto. Hasta hicieron la propuesta de comprar una lámpara para iluminar la sala los días de corte", comenta Titi.
Nunca es tarde para aprender
Titi es también agricultor y secretario de la cooperativa agrícola de mujeres con la que Global Humanitaria colabora. Tiene 41 años y vive con su mujer y sus tres hijos."Mi sorpresa ha sido ver el entusiasmo de las mujeres en aprender y todavía más a medida que avanza el curso. En algunos casos, a pesar de su edad avanzada, se han adaptado rápidamente y han podido a los pocos meses de curso leer y escribir correctamente. Nunca es demasiado tarde para aprender", concluye. "Deseo poder enseñarles todo lo que todavía no saben, leer, escribir, calcular... Es muy importante escolarizar o permitir el acceso a la educación de la niña o de la mujer". Eso las hace independientes. Gouriza Diassa y Vanie Lou, dos de las alumnas dicen que, “nuestros padres no nos pudieron llevar a la escuela y por eso es tan importante para nosotras aprender a leer y a escribir, para saber gestionar nuestras actividades, hablar bien en público o leer nuestros mensajes”.
Después de los recelos, las clases despiertan curiosidad. "Tenemos jóvenes que compraron su propio material para participar en las clases, incluso hombres mayores, que han visto lo que las mujeres están aprendiendo". Ellos también quieren aprender.
Un apoyo extra
Todo eso no sería posible sin el apoyo de nuestros padrinos y colaboradores. El `proyecto ha recibido recientemente un "extra" gracias a la iniciativa solidaria de uno de nuestros padrinos, Javier de Pablo, que corrió dos Ironman en 7 días para recaudar fondos. Así lo hizo y consiguió 1.174€ para ayudarnos a llevar a cabo estos cursos.
Desde hace casi 10 años trabajamos en Costa de Marfil para garantizar el derecho a la educación, en escuelas y comedores escolares e impartiendo cursos de alfabetización para mujeres.
Imagen: Clase de alfabetización en Dema. A la izda, Titi Lagbo, el maestro. (Global Humanitaria/Sapharm)