Alba es la creadora de Una Vida Simple, un blog en el que con unas palabras preciosas nos acerca de forma práctica pero también filosófica a una vida más simple y, por lo tanto, más sostenible y feliz.
Su amor por la naturaleza empezó en su más tierna infancia. De pequeña se pasaba el día subida a los árboles y adoptando erizos. Años después, cuando vivía en Amsterdam, hizo un voluntariado en la ong Strawberry Earth. Fue allí donde comenzó un camino sin retorno hacia una vida más respetuosa con el planeta.
Un día hizo un descubrimiento muy importante y decidió que tenía que compartirlo: las cosas que de verdad te hacen feliz en general no cuestan dinero ni residuos, así que no tiene sentido consumir al ritmo en que consumimos, ya que además de no hacernos más felices, hace mucho daño al planeta. Así nació Una Vida Simple.
Porque todo está relacionado: felicidad, medioambiente y minimalismo. Vivir de una manera más sostenible es posible, más fácil de lo que parece y, además nos hace más felices.
Lo que promueve no es un minimalismo estético, aunque esté de acuerdo con que la estética es una de sus consecuencias, sino un minimalismo profundo. Se trata de ser consciente de nuestra situación de privilegio, de que tenemos la posibilidad de elegir consumir menos para no hacer tanto daño al planeta y, a la vez, para llevar una vida más plena y feliz. Antes de comprar algo es importante reflexionar, primero si realmente lo necesitamos y segundo sobre cómo fue fabricado, cómo afecta al planeta, cuál es su vida útil, que pasará cuando no sirva, etc.
En sus posts tiene mucho cuidado en no juzgar a nadie. Todos tenemos vidas y procesos muy distintos y no siempre estamos preparados para recibir según qué tipo de información. Además, llevar una vida más sostenible es un proceso muy lento, cuando vuelve la vista atrás se asombra de los progresos que ha hecho pero, al mirar hacia delante, se da cuenta de todo lo que todavía le queda por hacer. Cada uno tiene que hacer su camino.
Una vez al mes hace un recuento de los 10 pequeños momentos que la hicieron feliz el mes pasado, y los que valen dinero son los menos. Un ejercicio muy simple que, en pocos instantes, consigue arrancarte una sonrisa. ¿Lo probamos?