Para ello, he decidido comparar cuatro de los aspectos más importantes de lo que llamamos “vida sostenible” o “vida eco” en el entorno rural y urbano: el transporte, el compost y la gestión de residuos, el autoconsumo y huerto y las compras a granel y sin plástico. ¡Espero que así se aclaren todas las dudas al respecto! (Y si no, ¡no lo dudes!, siempre puedes preguntar en comentarios).
COMPARANDO LA VIDA ECO EN EL PUEBLO Y LA CIUDAD
1. TRANSPORTE
Una de las mayores ventajas de las ciudades frente a los entornos rurales es la amplia oferta de transporte público: tren, autobús, metro, tranvía. Además, cada vez es más frecuente que las ciudades (como ya hizo Ámsterdam en su momento) comiencen a aplicar nuevas políticas de urbanismo y a habilitar carriles bicis específicos y zonas peatonales que ganan espacio al coche.
Esta variedad de transportes es difícil de encontrar en entornos rurales, en los que el uso del vehículo particular se hace prácticamente indispensable. Además, a esto hay que sumarle las grandes distancias entre poblaciones y servicios básicos como hospitales o mercados. Por otra parte, es cierto que este problema se palia con algo que siempre se ha hecho en entornos rurales, ya no por conciencia ecológica sino por practicidad: compartir coche. Sí señores, porque fueron los pueblos quienes inventaron el BlaBlaCar: ¿Que un vecino con vehículo propio tiene que ir al médico y otro necesita ir al supermercado? Economía colaborativa al canto.
2. COMPOST Y GESTIÓN DE RESIDUOS
Hace tiempo creía que era más fácil hacer compost en el pueblo que en la ciudad. Y es cierto que cuando tienes un terreno y espacio para colocar una compostera o enterrar los residuos orgánicos (vegetales) todo es más sencillo.
Sin embargo, es posible hacer compost en la ciudad. Si tienes suerte, tu ayuntamiento dispondrá de contenedores marrones en los que depositar tus residuos orgánicos. Y si no, siempre puedes hacer tu propio compost para utilizarlo en tu huerto urbano. ¿No sabes cómo? Marta, de Plantea, te explica cómo realizar vermicompostaje doméstico en este maravilloso post.
3. AUTOCONSUMO Y HUERTO
Al igual que en el tema del compost, tener un terreno con espacio para sembrar y recoger nuestros propios alimentos ayuda muchísimo a llevar una vida más sostenible. Pero también es posible hacerlo en la ciudad, como demuestra este post enseñándonos a crear nuestro propio mini-huerto urbano incluso en casas de alquiler.
¿Lo bueno del pueblo que es difícil de encontrar en la ciudad en este sentido? El trueque. Al menos en mi zona es perfectamente normal que la persona que tiene huerta regale sus excedentes al vecino, y luego éste le corresponda con huevos, anchoas o fruta de su propia producción. Sin duda, ¡una de las mejores costumbres de la vida rural!
4. COMPRAS A GRANEL Y SIN PLÁSTICO
Es cierto que debido a la variedad de mercados y tiendas especializadas, comprar a granel en la ciudad es muy fácil, aunque a veces ciertos productos puedan resultar caros. Pero, por otro lado, aunque en el pueblo sea más difícil encontrar pasta o arroz a granel (por poner un ejemplo), la oferta de fruta y verdura de temporada, frutos secos o legumbres de alta calidad y a un precio decente es muy buena. Un ejemplo son los productos lácteos. Mientras que en Madrid teníamos que hacer hueco en la agenda para comprar en una lechería concreta, en nuestro pueblo norteño es posible adquirir la leche directamente de los productores gracias a las máquinas expendedoras de leche fresca.
¿Y qué hacemos con esos productos que son tan difíciles de encontrar a granel como el cacao, el café o el azúcar? Pues en nuestro caso lo que mejor ha funcionado es aprovechar algún viaje a la ciudad más cercana para conseguirlo y comprar una buena cantidad para que nos dure hasta la próxima visita.
SI QUIERES, PUEDES
Después de este repaso podemos afirmar que sí, la vida en el campo y la ciudad es muy diferente, pero lo que está claro es que vivir de manera más respetuosa con el planeta es sencillo en cualquier lado… si te lo propones.
Porque esa es realmente la parte más difícil, empezar a intentar adaptar nuestras rutinas, a hacer las cosas de manera distinta, a abrazar el cambio. Una vez que esto está hecho, te encontrarás con obstáculos, retos y circunstancias inesperadas, pero estoy segura de que nunca jamás de los jamases querrás volver atrás.
P.D. Y tú ¿vives de manera sostenible en el medio rural o en mitad de una urbe? ¿Tienes algún truco que compartir con nosotros? ¡Pues cuéntanoslo en comentarios!
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