Tras dejar atrás con orgullo la segunda semana de Veganuary, no se me ocurre otra cosa que mirar el calendario con una libreta en la mano, lista para planificar mis siguientes comidas. Empiezo a garabatear ideas, cuando recuerdo un ligero inconveniente: en un par de días vuelvo a estar en Noruega.
Pensaréis que ese detalle no tiene porqué cambiar mis "facilidades" para ser vegana, pero en los últimos meses que he estado viviendo en el Norte me he dado cuenta de que, en la mayoría de los restaurantes, ni siquiera las ensaladas son vegetarianas. Digamos, pues, que no es el mejor país para no comer animales.
Reto de esta semana: Ser Vegana en Noruega
Encontrar productos especiales es algo más fácil -y sin duda menos costoso- en España; eso, lo primero. Pero con un poco de cabeza y planificación, puedes tener un estilo de vida vegano sin tener que donar un riñón.
El primer paso fue traerme snacks veganos en la maleta, como paquetes de Oreos, bolsas de almendras y pistachos, kilos de té verde y de mango, fideos chinos, galletas Gullón de avena y chocolate (delicioso descubrimiento, por cierto), y una barra de chocolate negro con frambuesas.
El segundo paso fue comprar los esenciales. Fruta y verdura, champiñones, legumbres, judías, leche de almendra... Productos que los omnívoros también compran de manera habitual, y que puedes encontrar en cualquier tienda (en Kiwi, si estás en Noruega, por ejemplo). Con una base así, puedes apañártelas perfectamente en cualquier país.
El tercer paso fue buscar productos específicamente veganos. Para eso, puede que necesites encontrar una tienda algo más especializada. En el caso noruego, hay una especie de supermercado llamado Coop en el que hay productos para cualquier clase de alergia o intolerancia -aunque a un precio algo más elevado. Allí tuve la suerte de encontrar, en un rincón medio escondido, "carne" picada vegana, salchichas y hamburguesas vegetales, crema de cacao vegana, nata para cocinar sin lactosa, y hasta tres clases de helado vegano (vainilla, fresa, y chocolate; y sí, estaba riquísimo).
Con la despensa bien provista, ya solo faltaba el cuarto paso: cocinar.
Comidas de la semana
Comer como estudiante en Noruega no es tan distinto como comer en casa, aunque sí un poco más simplificado. No te faltan los básicos, como menestra de verduras, cereales con plátano, espinacas con garbanzos, arroz integral... Pero también descubres que hay platos bastante recurrentes, como las clásicas tostadas con aguacate, los fideos con setas, o revueltos aleatorios de vegetales que acaban convirtiéndose en tacos veganos al menos cuatro veces a la semana.
Es curioso, no obstante, porque incluso los platos que uno pensaría que no son "tan saludables", siguen siendo opciones nutritivas y variadas. Sigo alcanzando las 5 raciones de fruta y verdura al día sin problema, y hace ya más de tres semanas que no me noto hinchada.
Socializando como vegana
Como último apunte para esta semana, debo mencionar que, por una parte, las comunidades de estudiantes o de gente joven cada vez son más abiertas a estilos de vida vegetarianos y veganos, y que, por otra parte, es sorprendente como mucha gente está dispuesta a escuchar tus razones para hacer el cambio.
Uno de mis "miedos" al adoptar el veganismo era, no tanto el comer fuera, sino el salir a comer con otras personas. No solo creía que no habría opciones para mí, si decidía salir con unos amigos a comer pizza o helado, sino que también me avergonzaba el tener que ser la única que pidiese modificaciones en el menú, o se quedara sin comer, directamente.
Afortunadamente, a la hora de socializar, he comprobado como cada vez en más eventos preparan alternativas alimenticias para gente vegana, vegetariana, o con intolerancias. Ése fue el caso en mi ultimo evento, una noche internacional sobre cultura noruega. También fue el caso en la última celebración a la que asistí, una fiesta de cumpleaños en las que había distintas clases de patatas, salsas, y snacks veganos.