A pesar de sus aparentes diferencias, todas las técnicas, tienen algo en común: calmar la mente y conectar con nuestro yo interior, empleando para ello la atención plena, y el enfoque consciente.
En esta ocasión, quiero compartir contigo tres técnicas de meditación que se basan en la concentración y unificación de la conciencia.
Me gustaría aclarar que ninguna técnica es mejor que otra, todas reportan grandes beneficios, y cualquier persona puede practicarlas.
Lo mejor es que pruebes, y finalmente decidas cual es la mejor para tí y tus circunstancias.
Las técnicas de meditación que se basan en la concentración son las que más disciplinan a nuestra mente, ya que vamos a enfocar toda nuestra atención en un soporte, excluyendo absolutamente todo lo demás.
Al ejercitarnos en practicar la concentración plena, conseguimos gobernar nuestra mente habitualmente dispersa y caótica, y volver a tomar el mando de una de nuestras herramientas más poderosas.
Para comenzar, elije un lugar tranquilo, y colócate en una posición cómoda,a ser posible manteniendo la espalda recta, a fin de no tener que moverte durante la meditación.
Comienza por cinco minutos, por ejemplo, y con la práctica, podrás ir aumentando este tiempo.
Concentración sobre una zona del cuerpo
Elige una zona de tu cuerpo, la que más necesite de tu atención en estos momentos, entra en contacto con esa zona, e intenta enfocarte en ella lo más inténsamente que puedas.
Si vienen pensamientos, no te preocupes, es normal, en cuanto te des cuenta de esos pensamientos, vuelve a llevar tu atención plena a esa zona del cuerpo que elegiste. Mantente enfocado durante el tiempo que has fijado para ello.
Concentración sobre un color
Escoge un color. Contémplalo durante un rato. A continuación, cierra los ojos, e intenta reproducirlo tan fielmente como puedas.
Al igual que en el punto anterior, cada vez que notes que tu mente se dispersa, corrígela y vuelve concentrarte en el color. Mantente durante el tiempo que decidiste.
Concentración sobre un sonido
De todos los sonidos que hay a tu alrededor, escoge uno. Puede ser el tic-tac de un reloj, el canto de las aves...
Concéntrate exclusívamente en ese sonido e intenta mantenerte solo como un espectador, sin reaccionar de ninguna manera.
Cuando tu mente comience a divagar, vuelve a llevar tu atención a ese sonido.
Estos ejercicios son solo unos ejemplos para ir disciplinando nuestra mente, e ir mejorando nuestra capacidad de atención.
También es posible mantener nuestra atención sobre otros soportes, puede ser una flor, una sensación, un aroma, una sensación...
Al principio puede que tu mente se vuelva inquieta, no está acostumbrada, pero después de practicar por un tiempo, por fín, ¡lo conseguirás!.
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