Una exposición excesiva puede tener como consecuencias el envejecimiento de la piel, quemaduras, diversas alteraciones de la piel e incluso puede provocar el desarrollo de cáncer de piel.
En este punto, la pregunta que nos hacemos es
¿Cómo tomar el sol de forma saludable?
Para aprovecharnos de los beneficios que supone una exposición al sol, ésta debe de ser moderada, pero… ¿qué es una exposición moderada?. La respuesta no es única, aunque el sentido común nos dará la respuesta según los casos.
Una exposición moderada y saludable dependerá del lugar del planeta en el que nos encontremos, la época del año, la hora del día y el tipo de piel que tengamos, ya que de estos cuatro factores depende la incidencia de los rayos ultravioletas sobre nuestra piel y nuestra tolerancia a los mismos.
Con el comienzo de las vacaciones de verano, y dado que la mayoría de las personas no está habituada al sol, se recomienda que las primeras exposiciones sean de corta duración ( 15 ó 20 minutos ), evitando las horas centrales del día y menteniéndose bien hidratados, hasta que nos habituemos.
Después, y para exposiciones más largas, se recomienda utilizar un protector solar adecuado según nuestro tipo de piel ( puede interesarle nuestro artículo: ¿Qué protector solar es mejor usar?. De filtro químico, físico o ecológico )
Evidentemente, en otras épocas del año, podemos, y debemos, tomar el sol durante mucho más tiempo, dado que la incidencia de los rayos ultravioletas es menor y necesitamos más sol para aprovechar sus beneficios. Con una parte de nuestro cuerpo muy pequeña expuesta al sol debido a la ropa propia de esta estación del año, y para una piel de tipo normal, se recomienda tomar el sol al menos una hora.
¿Qué beneficios produce tomar el sol?
Entre los innumerables beneficios que produce en nuestra salud tomar el sol de forma moderada, destacaremos los siguientes:
Síntesis de la Vitamina D: debido a que esta vitamina es muy escasa en los alimentos, su síntesis a través de la piel mediante la exposición al sol, es la principal fuente natural que existe. Esta vitamina D es indispensable para el desarrollo de los huesos, ya que ayuda a absorber el calcio de los alimentos. Su deficiencia puede provocar osteoporosis y raquitismo.
Alivia la ansiedad y reduce la depresión: la exposición al sol hace que nuestro cerebro produzca serotonina, conocida como “hormona del placer”, cuya deficiencia produce depresión y ansiedad.
Reduce la presión arterial: la exposición al sol libera óxido nítrico en los vasos sanguíneos, sustancia que ayuda a reducir la presión arterial según un estudio de la Universidad de Edimburgo.
Mejora la función cerebral: la luz solar podría ayudar a estimular el crecimiento de las células nerviosas en el hipocampo, que es la parte del cerebro responsable de la formación, la organización y el almacenamiento de los recuerdos.
Previene el cáncer: aunque un exceso de sol puede producir cáncer de piel, una exposición moderada ayuda a prevenir el cáncer de colon, de páncreas, de próstata y el cáncer de ovarios según un estudio del Environmental Health Perspectives y otro de la Universidad de California, entre otros.
Disfrutemos del sol en su justa medida, tu cuerpo te lo agradecerá.
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