Ya decía Pepe Mujica que “o logras ser feliz con poco y liviano de equipaje, porque la felicidad está dentro tuyo, o no logras nada”. Y es que la decisión de vivir con lo necesario no tiene por qué implicar vivir peor, de hecho suele provocar lo contrario.
¿Y por qué afirmo esto con tamaña convicción? Pues porque en realidad, al vivir con menos lo que estamos haciendo es redistribuir nuestras prioridades, y así reconectar con lo que realmente nos parece importante. Y lo más seguro es que al pasar por este proceso descubras que lo que en el fondo de tu ser es lo más importante, sea tu familia, tus aficiones o tu modo de ganarte la vida, seguramente sea también lo que te hace más feliz. Pero para que quede claro vamos a verlo paso a paso:
Identificar tus necesidades para vivir con menos
Siempre desde mi punto de vista, vivir con menos significa vivir acorde con tus verdaderas necesidades. Entre estas necesidades están las “tangibles” como la vestimenta, el alojamiento o el transporte y las “intangibles”, aquellas actividades que te hacen sentirte pleno y feliz, por ejemplo el aprendizaje, el deporte o la realización personal.
Ojo, que estoy hablando de vivir acorde con tus verdaderas necesidades y no eliminarlas, porque asumo que esas necesidades existen. Para vivir en este mundo necesitamos ropa para protegernos del frío y del calor, un techo en el que refugiarnos o un medio de transporte que nos lleve de un sitio a otro, lo que no quiere decir que necesitemos comprar ropa cada temporada, vivir en un chalet de tres plantas si sólo somos dos en casa o comprarnos un coche de alta gama, porque hay alternativas. Una de ellas es comprar ropa de segunda mano, vivir en un pequeño apartamento o utilizar el transporte público. Pero esta es sólo una opción. La tuya puede ser diferente porque lo importante en el proceso de vivir con menos es identificar tus necesidades reales y encontrar una forma de cubrirlas que no comprometa tus necesidades “intangibles”, es decir, aquello que te hace sentirte pleno y feliz.
Porque cuando comienzas el proceso de evaluar tus necesidades “tangibles” empiezas a darte cuenta de que aspectos tan importantes como tu tiempo, tu motivación o tu propia felicidad en muchos casos dependen de aspectos materiales. Un ejemplo: ¿alguna vez has trabajado muchas horas por muy poco sueldo en un puesto que no te apasiona como una “inversión” para que algún día te asciendan y entonces ganar más dinero para poder comprarte un coche o un piso o unas vacaciones caras, aunque ese ascenso implique que tengas que trabajar aún más tiempo en el futuro? Pues ese es un caso claro de que tus necesidades “intangibles” (tiempo, motivación…) están siendo comprometidas por aspectos materiales que, en la mayoría de los casos, no son necesidades reales.
El cuento del pescador y el del señor de mi pueblo
Seguramente que conoces la historia. Un pescador y un hombre rico se encuentran en el puerto y maravillado el último por el volumen de pesca del primero le pregunta que cuál es su método de pesca. Entonces el pescador le responde que él se levanta sin despertador, desayuna con su familia, va a pescar una o dos horas y luego vuelve a casa, cocina lo pescado y después se dedica a sus aficiones. El rico le explica que si pasara más horas trabajando podría vender su excedente de pesca y tener más dinero, y una vez que lo tuviera, re-invertirlo en otro barco, y así poco a poco aumentar la flota y llegar a tener una gran empresa, para así obtener un beneficio amplio que le permitiría poder hacer lo que quisiera con su tiempo. Entonces el pescador le responde que precisamente eso, disfrutar libremente de su tiempo, ya lo hace todos los días.
Esta fábula me recuerda a una historia de mi propio entorno. Como habrás leído si te has pasado por la sección “Sobre mí”, nací en un pequeño pueblo de Cantabria. Y he de decir que es pequeño pero precioso y, especialmente en verano, muy pero que muy turístico. Pues bien, hace unos años, un señor que siempre veraneaba allí se acercó a un hombre del pueblo al que ya conocía y con el que solía hablar. El veraneante bromeando le dijo al hombre que ya era hora de que se fuera de vacaciones, que todos los agostos le veía en el mismo sitio y que se iba a cansar del mismo paisaje. A lo que mi paisano le respondió con una sonrisa: “¿me estás diciendo tú, que pagas por pasar aquí el verano, que me vaya de vacaciones cuando esto lo tengo todo el año y gratis?”.
Ambas historias, tanto la del pescador como la del señor de mi pueblo, me parecen muy ilustrativas para mostrar la importancia de ser conscientes de nuestras verdaderas necesidades para vivir mejor.
Cómo vivir mejor con menos
Y después de todos estos ejemplos, fábulas e historias, vamos al lío. Al quid de la cuestión. Al centro de la madeja. Veamos cómo podemos evaluar nuestras necesidades para que vivir con menos se convierta en vivir mejor.
Para empezar, es importante revisar nuestras necesidades “tangibles”. Y para ello el minimalismo nos será de gran ayuda. Aquí te dejo unos post por si quieres ponerte con ello:
La casa minimalista: 10 trucos para luchar contra la acumulación y vivir con lo imprescindible
10 sencillos pasos para luchar contra la acumulación en tu armario
Las 5 razones para no tener coche
¿Cómo sería tu vida sin televisión?
¿Alquilar es tirar el dinero?
Por qué nuestros hijos (o sobrinos) no necesitan más juguetes
La maleta minimalista: unas vacaciones sólo con lo necesario
Y a la vez, podemos empezar a plantearnos aspectos más profundos que nos ayuden a saber cuáles son nuestras necesidades “Intangibles”. Qué es lo que nos hace felices, qué es lo que nos llena, con quién nos gusta compartir nuestras horas, etc. También te dejo unos cuantos post que espero te sirvan de ayuda:
¿Cuáles son los ingredientes de tu felicidad?
Una película para amar la vida
¿Por qué queremos ser alguien?
Trabaja en lo que te gusta y cambiarás el mundo
¡Ah! Y un bonus track El vivir con menos también implica revaluar esos compromisos y obligaciones sin sentido que nos parecen obligatorios aunque no nos aporten nada y nos roben tiempo. Frente a eso, por favor, dale al play a este vídeo porque no tiene desperdicio.
P.D. Y tú ¿qué opinas acerca de vivir con menos? ¿crees que vivir con menos es vivir mejor o tienes otra teoría? ¡Me encantaría leer tu opinión en los comentarios?
¡Compartir es vivir! Si te ha gustado este post, compártelo en tus redes sociales