Julio ya empezó hace 8 días ?momento para pensar cosas como "el tiempo pasa volando" y "feliz 2016"? y, además de marcar el comienzo de la segunda mitad del año, este mes ahora viene con un bonito apellido: Julio Sin Plástico.
Julio Sin Plástico (Plastic Free July) es una campaña que nació en 2011 en los barrios del oeste de Perth, Australia, creada por el Western Metropolitan Regional Council como una manera de educar a la población sobre la importancia de reutilizar. En 2012 se extendió por todo Perth y empezó a despertar interés en el resto del país, en 2013 crearon un sitio web y en 2014 más de 14.000 individuos, organizaciones, escuelas y negocios de 69 países ya participaban activamente en la campaña. Otro gran ejemplo de cómo una pequeña idea local se puede convertir en un movimiento global. Pero... ¿por qué sin plástico? Como ellos mismos lo explican en su sitio web, porque estamos aumentando masivamente el uso de plástico y porque cada pieza de plástico que se ha fabricado en la historia todavía está aquí con nosotros, ocupando espacio en el planeta, amontonándose en el océano y poniendo en peligro a los animales. El reciclaje es importante, pero nunca va a ser suficiente... y de ahí viene la importancia de campañas como esta, que buscan resaltar el peligro de los productos de un solo uso y la importancia de rechazar esos productos, reducir su uso, reutilizar cuando sea posible, repensar nuestra relación con los objetos desechables y reparar todo lo que pueda ser reparado. El plástico no es malo en sí mismo; de hecho los inicios de su uso fueron muy beneficiosos para el medio ambiente, permitiendo reemplazar el marfil, los cuernos de animales, el carey y otros materiales de origen animal y vegetal. Sin embargo, en la década del 60 el plástico pasó de ser usado sólo en productos de larga duración (para lo cual es estupendo pues es un material que virtualmente dura para siempre) a emplearse para fabricar productos de un único uso, incluyendo empaques de todo tipo de productos y las temidas bolsas desechables. De ahí en adelante todo se fue al traste... y ahora, 50 años después, vivimos en un planeta que se ahoga en trozos de plástico y en sociedades que ?a pesar de haber observado ese problema desde diferentes ángulos? siguen fabricando cosas desechables sin parar. Como pasa con tantas otras problemáticas, parece que nos hemos acostumbrado a apuntar con el dedo mientras cómodamente ignoramos nuestra responsabilidad en el asunto... y es que con el plástico es fácil que eso pase, porque está tan presente en nuestra vida cotidiana que difícilmente nos damos cuenta de con cuánta frecuencia lo utilizamos y ?aún más grave? con cuánta facilidad lo descartamos. Pero, como ya lo he dicho antes, el hecho de que seamos parte del problema también significa que somos parte de la solución, así que ¡manos a la obra! 1. Empieza por enfocarte en los 4 problemas más comunes:
Bolsas de plástico, pitillos (cañas, pajillas, popotes, sorbetes...), botellas de agua y vasos desechables, pueden considerarse los 4 monstruos del problema del plástico. Se usan todos los días, a todas horas, indiscriminadamente, y su uso normalmente se reduce a un par de minutos; después de eso van a parar a la basura. ¿Tiene algún sentido? Yo creo que no, y pienso que el uso que hacemos de esos productos está más marcado por la costumbre que por la necesidad. Eliminar el uso de estos 4 villanos es un excelente comienzo para una vida menos plástica, y no es tan difícil como parece: usa bolsas reutilizables de tela, invierte en una buena botella reutlizable para llevar agua y otras bebidas, acostúmbrate a llevar contigo una taza pequeña (que no se quiebre) para cuando quieras tomar café o algo así ?yo lo empecé a hacer hace unos meses? y, por lo que más quieras y por todos los planetas y las estrellas, ¡deja de usar pitillos! Hasta el sol de hoy no he conocido una sola bebida que no se pueda tomar directamente del vaso o (si es muy espesa) comer con una cuchara. A menos que estés hospitalizada/o y no te puedas levantar o hayas tenido un procedimiento quirúrgico que implique que ingieras alimentos de esa manera, el uso de pitillos no tiene absolutamente ningún sentido. 2. Revisa tus hábitos para identificar otros productos que puedas reemplazar:
Todo el día, desde que nos levantamos hasta que nos acostamos, estamos en contacto con productos fabricados en plástico. ¿Cuántos de ellos son desechables? ¿cuántos pueden ser reemplazados por alternativas más amigables con nuestra salud y la del planeta? La respuesta a las dos preguntas es: ¡muchos! Es cuestión de tener un poco de curiosidad y creatividad, y empezar a probar alternativas. Pásate a la copa menstrual, fabrica tu propio desodorante, simplifica tu rutina de cuidado personal, prepara tu propia mantequilla de maní, compota de frutas y leche de almendras, acostúmbrate a cocinar más en casa, compra en la plaza y evita los vegetales empacados que venden en los supermercados, minimiza los residuos que generas mientras viajas, aprende a preparar tus productos de cosmética, evita los productos con exfoliantes contaminantes... la lista crece y crece, ¿qué otras cosas se te ocurren? 3. Dale una mirada al problema desde la perspectiva del consumidor:
Busca restaurantes que no usen desechables, tiendas que promuevan el uso de reutilizables, marcas que fabriquen productos con empaques biodegradables (o mejor aún, sin empaques) y hazles saber que valoras su esfuerzo. Escríbele a tus restaurantes, tiendas y marcas favoritas pidiéndoles que dejen de usar productos desechables, cuéntales por qué es importante y envía algunas propuestas para que empiecen a tener un negocio más amigable con el planeta. En mi reciente viaje a Galápagos tuve la suerte de hacer un pequeño tour de buceo con una escuela de Puerto Ayora (Academy Bay Diving) y AMÉ el hecho de que nos dieron las bebidas y el almuerzo en recipientes reutilizables; al finalizar el viaje les dije que me encantaba que no hubieran usado productos desechables, y creo que para ellos fue valioso que hubiera notado ese esfuerzo. La voz de los clientes y usuarios es poderosa, así que ¡usa la tuya! 4. Infórmate:
Como todo en la vida, mientras mejor informada/o estés, mayores posibilidades tendrás de hacer una diferencia. Cuanto más entendemos la raíz de un problema, más probabilidades hay de que realmente nos motivemos a hacer algo al respecto, pues más fácilmente identificaremos nuestro papel en el asunto. La preocupación por el uso irresponsable y desproporcionado del plástico no es nueva, y cada vez hay más y más fuentes de información que te ayudarán a tener una idea más clara de cuál es todo el barullo. Los documentales Océanos de plástico, Bag it y Adictos al plástico son buenos puntos de partida. ¿Conoces otros que puedas recomendarme? 5. Pasa la voz:
No sólo tu voz como cliente/usuaria/o es poderosa, de hecho tu voz como amiga/o, novia/o, hermana/o, hija/o, colega o familiar es aún más importante. No todos tenemos las mismas preocupaciones ni desarrollamos las mismas sensibilidades, así que si el problema del plástico te está preocupando lo mejor que puedes hacer es poner tu granito de arena para que otras personas se unan a la causa. Seguramente ya eres consciente de que el plástico es un problema de enormes proporciones... pero en un momento podrás ver por qué, además de preocuparnos por lo macro, debemos preocuparnos por lo micro. Este es un video que realizaron en el Plymouth Marine Laboratory en el Reino Unido, en el que se puede ver cómo el zooplancton ingiere partículas fluorescentes microscópicas de poliestireno. Como lo dice Clara Chaisson en el artículo publicado en On Earth: "Sí, se ve "chévere", pero recuerda: Esa es una criatura viviente comiendo los perdurables restos de nuestros malos hábitos; hábitos que vierten hasta 14 millones de toneladas de plástico en los océanos cada año. Y eso es difícil de digerir." Para ampliar el panorama aún más, Charles J. Moore, experto en contaminación de plástico en el océano y director de Algalita (una organización dedicada a la prevención de la contaminación del océano a través de la investigación y la educación), nos cuenta algunos escalofriantes datos en esta charla de TED: [ted id=470]
Y, desde otra perspectiva pero llegando a conclusiones idénticas, la artista Dianna Cohen nos cuenta sobre las cosas que descubrió cuando empezó a usar bolsas desechables como materia prima para sus obras y cómo todo esto la llevó a ver un panorama más amplio y a plantear soluciones creando la Plastic Pollution Coallition. [ted id=986]
¿Qué opinas? Yo opino que me gusta Julio Sin Plástico; es como un primo de Lunes Sin Carne, otra de esas oportunidades para empezar a generar grandes cambios desde pequeños actos cotidianos. Hace un poco más de un mes te conté un poco sobre la basura parlanchina y sobre el concepto de Residuo Cero, y también te propuse el desafío #soymibasura (que por cierto sigue vigente, así que ¡a participar!). Ahora, aprovechando el apellido del mes que empieza, te invito a que te unas conmigo a la campaña global Plastic Free July y a su hermana, la campaña 30 días sin plástico, organizada por La Ciudad Verde. Una vida sin plástico suena genial, pero también puede sonar intimidante teniendo en cuenta el cambio que requiere... por eso empecemos con Julio, que poco a poco hila la vieja el copo. ¿Te animas? ¿qué ideas propones? ¡Te espero en los comentarios!