Hemos hecho experimentos con colorantes naturales para comprobar que color resulta al reaccionar cada uno en un medio tan alcalino, como es el propio de la saponificación.
De base hemos tomado un oleato de caléndula en aceite de hueso de oliva y hemos añadido aceite de coco para equilibrar las propiedades físicas y obtener una pastilla de buena calidad. El sobreengrasado lo hemos calculado a 0 ya que los colorantes los hemos diluidos en aceite de semillas y al incorporarlos en la mezcla ya le añadiríamos la grasa de más. La temperatura a la que lo hemos llevado a cabo ha sido de 35ºC.
Hemos utilizado estos colorantes naturales y han proporcionado los siguientes colores:
Arcilla roja: rojo oscuro.
Sándalo en polvo: burdeos.
Pétalos de rosas: marrón café.
Remolacha en polvo: gris.
Alkanna: morado.
Ortiga verde: verde.
Henna rojo: marrón claro.
Índigo: azul.
Zanahoria molida: amarillo pálido.
Lavandín: marrón.
Cáscara de nuez molida: marrón chocolate.
Achiote (annato) en polvo: naranja, tono muy vivo.
Dioxido de titánio: color blanco.
La fórmula del jabón ha sido la siguiente:
1000 g de oleato de caléndula en aceite de hueso de oliva.
200 g de aceite de coco.
172 g de sosa.
442 g de agua destilada.
Para hacer los oleatos hemos rellenado los botes de aceite de semillas (unos 50 g) y le hemos añadido una cucharadita de los colorantes naturales molidos.
Para fundirlos en el aceite los hemos calentado al baño maría durante unos 30 minutos y cuando se enfriaron removimos bien y colamos con un filtro de papel de té para que la infusión fuera más fina. En otros lo hemos dejado tal cual para conseguir un efecto exfoliante.
Hemos comprobado que los colorantes que han teñido más el aceite son: el achiote, la cáscara de nuez, la raíz de alkanna, el sándalo y los pétalos de rosas. Los demás no han coloreado bien el aceite y por tanto no se han obtenido colores intensos. Hubiera sido mejor añadirlos directamente en polvo.
Al prepararlo en este molde de cubitera tan pequeño la gelificación ha sido más difícil y por lo tanto los colores se ven más claros, ya que al gelificar se vuelven translúcidos.
Como queríamos ver como quedaba el jabón con base de color blanco, hemos dividido la mezcla base en dos partes iguales, y a una de ellas le hemos añadido dióxido de titanio hasta ver como se aclaraba al punto deseado.
Por último hemos añadido el colorante a las dos bases de jabón (directamente en la cubitera) para ver los dos tonos diferentes que resultan, uno con base amarillo claro (de la caléndula) y otro con base más clara (por el dióxido de titanio), pero al estar diluido en el aceite no se ha apreciado mucho la diferencia, tendríamos que haber puesto el aceite más concentrado o añadirlo directamente diluido en un poquito de agua caliente.
Iremos haciendo estas comprobaciones con otros colorantes, con otras temperaturas y diferentes aceites de base hasta que demos con las tonalidades que queramos, porque cada colorante puede derivar a un tono diferente con cambiar sólo la temperatura de la reacción. Así que lo anotaremos todo para recurrir a ellos cuando queramos obtener un color determinado.
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