El secreto de la textura que produce el agregado de leche al jabón se debe a su contenido en ácido láctico, que tal como vimos en el artículo “truquito para desmoldar facilmente los jabones de los moldes de plastico“, hace que el jabón sea más cremoso, compacto, uniforme y le aporte además hidratación. Entre muchas otras cualidades que aporta la leche y que describimos en el artículo anterior dedicado al agregado de leche en la elaboración de jabón.
En esta receta hemos utilizado de base aceite de semillas para variar, aunque aporta mejores cualidades el aceite de orujo (hueso de oliva) a las propiedades físicas del jabón final.
¿Qué necesitamos?
600 g de aceite de semillas.
260 g de aceite de coco.
Lejía: 100 g de agua (en cubitos de hielo) + 186 g de leche de cabra.
1 cucharadita de vainillina.
¿Cómo se hace?
Primero tomamos todas las medidas de seguridad necesarias ya que vamos a trabajar con sosa: guantes, gafas y mascarilla.
2. Nos disponemos a pesar los ingredientes y preparamos antes que nada la lejía. Ahora, tal y cómo vimos ayer en el artículo de agregado de leche en la elaboración de jabón, podemos añadir la leche de varias formas diferentes, pero nosotras preferimos hacerlo de la siguiente manera: primero disolvemos la sosa en los cubitos de hielo y cuando esté completamente disuelta y a una temperatura media (por debajo de los 50ºC) añadimos la leche, que deberá estar a la misma temperatura. De esta manera se verán menos afectadas las propiedades de la leche.
3. Calentamos los aceites (el aceite de coco está sólido en estas fechas de frío) hasta llevarlo a la misma temperatura que la lejía y a continuación vertemos la lejía encima del aceite. Batimos hasta conseguir la traza, comprobaremos que el jabón queda mucho más diluido al utilizar el aceite de semillas en vez del aceite de oliva de base, pero no te preocupes, cuaja después igual.
4. Por último le ponemos vainilllina para darle un dulce olor a vainilla, que queda perfecto con estos tipos de jabones de leche. Removemos y vertemos en el molde.
5. Lo demás lo sabrás por repetición: dejamos que se seque en el molde durante 24 horas, bien abrigado (para que gelifique) y después ya podemos cortar la barra en pastillas, que dejaremos curar de 30 a 40 días hasta que adquieran un ph adecuado para nuestra piel.