La agricultura ecológica, también denominada orgánica o biológica, es aquella que utiliza técnicas basadas en el ahorro del agua, el uso racional de los pesticidas, la exclusión de productos químicos de síntesis como fertilizantes, plaguicidas o antibióticos, entre otros, para producir alimentos.
Atendiendo a esta definición podemos afirmar que el fin último de la agricultura ecológica es preservar el medio ambiente, mantener o aumentar la fertilidad del suelo y proporcionar alimentos con todas sus propiedades naturales.
En este sentido, Holanda es uno de los países más concienciados con la agricultura ecológica en el cultivo del tomate. Los agricultores holandeses producen 800 toneladas de tomate por hectárea, el cuádruple que los canarios, según ha comentado el profesor de la Universidad de Wageningen (Holanda), Feije Zwart, especialista en alta tecnología en invernaderos.
El equipo de Feije Zwart, tras 25 años de experiencia en este tipo de horticultura, ha desarrollado un sistema de cultivo para el tomate que reduce el consumo de energía en un 40% y consigue mantener un nivel de producción de 60 kilogramos.
Los avances de los Países Bajos en este campo han llevado a que casi 2.000 personas al año visiten sus invernaderos sostenibles para saber cómo funcionan y aplicarlos en sus respectivos países. Según Zwart, con un metro cúbico de agua, se consiguen producir nueve kilos de tomates en campo abierto, 13 kilos en un invernadero convencional y hasta 80 kilos en un invernadero cerrado.
Ya hemos dicho, que uno de los objetivos principales de la agricultura sostenible es la obtención de alimentos saludables, de mayor calidad nutritiva. Atendiendo a esta máxima son miles las ciudades comprometidas con esta filosofía.
Por si no lo sabías, este año Valencia es la Capital Mundial de la Alimentación Sostenible a nivel mundial gracias al acuerdo alcanzado en el Pacto de Política Alimentaria Urbana de Milán (MUFPP), más conocido como El Pacto de Milán, promovido y apoyado por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) desde su creación en 2015.
Hasta ahora, se han adherido 130 ciudades de todo el mundo y éstas se comprometen a desarrollar sistemas alimentarios sostenibles, que pueden ser desde huertos urbanos y comedores comunitarios hasta políticas alimentarias por ejemplo para mejorar la alimentación en los colegios o campañas de información sobre alimentos saludables, entre otras muchas iniciativas, para asegurar comida sana y accesible a todos. Reducir los desperdicios de alimentos, preservar la biodiversidad y mitigar y adaptarse a los efectos de los cambios climáticos se encuentran también entre sus ejes de actuación. En definitiva, la agricultura ecológica está en alza, cada vez son más los actores políticos y sociales los partidarios de estas técnicas. Y tú ¿Qué opinas de la agricultura ecológica en los tomates?