Por otra parte, cómo su índice de yodo es tan alto y lo único remarcable que aporta al saponificar es muy buen acondicionado (aunque la persistencia también es óptima) lo añadiremos a los jabones en una dosis baja, para no desequilibrar el resultado de los demás factores y sin olvidarnos de añadir vitamina E para evitar su oxidación.
Propiedades físicas al saponificar:
Dureza: 23.
Burbujas: 37.
Persistencia: 50.
Limpieza: 23.
Acondicionado: 121.
Yodo: 168.
INS: 24.
Propiedades cosméticas:
Es usado desde hace siglos por los hawaianos para protegerse del viento, el sol y el agua salada.
Es ideal para pieles secas o con problemas, ya que las hidrata, calma y suaviza.
Lo puede utilizar el cutis graso porque se absorbe rápidamente y no deja film grasiento.
Es muy aconsejable para las irritaciones del pañal o como aceite de masajes, incluso en pieles sensibles, como las del bebé.
Es muy nutritivo gracias a su riqueza en vitaminas (A, B y E) y ácidos grasos poliinsaturados.
Aplicado en el cabello penetra incluso dentro de la fibra capilar nutriéndola y acondicionándola desde su interior. Repara el pelo castigado y muy dañado. Lo protege además con una capa impermeable que evita su deshidratación, al mismo tiempo que evita el encrespamiento. Es ideal para pelo rizado o tipo africano.
Fortalece los tejidos y por lo tanto es recomendable añadirlo en cosméticos anti-celulíticos y destinados a prevenir las estrías, producidas por el embarazo o dietas de adelgazamiento.